jueves, 23 de diciembre de 2010

Seis apuntes sobre 'Balada triste de trompeta'

1. Esperar a que se enciendan las luces del cine y girarse a ver las caras del resto del público aporta mucho a la película. Hay quien rompe a llorar, quien se queda callado y agacha la cabeza, o quien la mantiene bien alta y mira los créditos con una sonrisilla condescendiente. Balada triste de trompeta no admite medias tintas. O te metes de lleno en lo que estás viendo y dejas que te cale hasta los huesos, o lo rechazas de pleno y te dedicas a buscarle los errores. Yo he escogido la primera actitud.


2. En la historia del arte de nuestro país existe una división clásica entre la temática de la España blanca y la España negra. La blanca, luminosa y optimista, tiene en Sorolla su gran representante. La España negra, oscura y violenta, tiene uno de sus mayores apogeos como tema entre los pintores de la generación del 98 (Regoyos, Zuloaga, Gutierrez Solana).
La decadencia del impresionismo y el auge del expresionismo, la inestable situación española a finales del siglo XIX y el pesimismo noventayochista abonan el campo para que la España negra se convierta en el gran tema pictórico.
Álex de la Iglesia es el gran retomador de la España negra. De las miserias ocultas de una sociedad egoísta, cínica y despreocupada. Hay mucho de esto en Balada triste de trompeta, que retrata lo más mezquino de una sociedad que se esfuerza en mostrar la cara limpia. Algo parecido a lo que consiguió contar Luis Martín-Santos en Tiempo de silencio.
Un detalle: en cada una de las escenas en las que alguien está ejerciendo la violencia contra otra persona, hay muchas otras mirando alrededor, pero ninguna interviene. ¿Verdad que nos suena?

3. Seis meses antes de la guerra civil, Dalí pinta Construcción blanda con judías hervidas.Tras estallar el conflicto, el mismo artista la renombra añadiéndole la coletilla de Premonición de la guerra civil.
Más allá de la pequeña fantasmada de Dalí, pocos cuadros han definido con tanta precisión a la guerra civil. Una criatura amorfa y ciega, cuyas dos partes separadas tratan de estrangularse entre sí en una pelea desbocada y estúpida. A su alrededor, la nada.


Balada triste de trompeta es muy parecida al cuadro de Dalí. Demasiado tremendista para parecer real, pero demasiado incómoda para no tomarla en serio. Y al igual que el cuadro de Dalí, dibuja a dos esperpentos que quieren matarse a toda costa. Son los protagonistas de una gran payasada sngrienta y sin sentido. Y la raíz a la que apunta la película es otra gran payasada sin sentido: la guerra. Dos partes que hasta hace poco habían convivido como vecinas se van destrozando entre sí hasta quedar irreconocibles.

4. Álex de la Iglesia, con su indagación casi delirante en la violencia y la degradación de quienes la ejercen, tiene algo de Sam Peckimpah a la española. Hay una frase de Grupo salvaje, la obra maestra del director americano, que también tiene mucho sentido en Balada triste de trompeta: "Incluso los peores de nosotros quieren volver a ser niños. Especialmente los peores". De la Iglesia nos pone frente a un protagonista que anhela ser el niño que nunca fue, y otro que adora en los niños la inocencia que él no tiene.

5. No sé si Álex de la Iglesia es el mejor director de cine español en activo. Pero sí el que da más sentido al término "cine español". Esto es, un cine que consigue atrapar la esencia de un país. En Balada triste de trompeta, De la Iglesia lo hace a lo grande. Abarcando cuarenta años de historia, desde la guerra civil hasta el ocaso del franquismo, poniendo a sus protagonistas en mitad de acontecimientos de libro de historia o haciéndolos aparecer en el NO-DO junto al Lute.


Esto la convierte en una película que sólo podría haber hecho un español. Porque se alimenta de todo lo que integra una identidad nacional: historia, lenguaje, lugares comunes y temperamento. Una película que, si yo viese siendo extranjero, me animaría a querer leer un par de libros de historia española y alguna novela fundamental.
Hay mucho legado cultural. Mezclemos los perdedores que retrataba Velázquez, lo recargado de Goya, el pesismismo de Unamuno, los esperpentos de Valle Inclán, el sentido trágico de García-Lorca, el surrealismo Buñuel y Dalí, y el tremendismo de este último. El resultado de agitarlo todo es algo muy parecido a Balada triste de trompeta.

6. El final. Es como un puñetazo en los dientes que te da una mano surgida de la nada. El despertar de un mal sueño que sigue pareciendo muy real. Delante de tus ojos ves belleza quebrada, y resulta doloroso. Ves como por lo que los dos protagonistas se han convertido en bestias -y han ido dañandola mientras peleaban por ella, atención de nuevo al símil con la guerra- desaparece con un golpe seco. Y ves en los ojos de los protagonistas un momento de lucidez antes de dejarse caer en la locura sin remedio. Uno ríe y el otro llora.

martes, 21 de diciembre de 2010

Gazprom-Eni: Los gigantes del gas

La preocupación de EE. UU. ante la amistad Putin-Berlusconi, desvelada por las filtraciones de Wikileaks, revela un temor al control ruso del gas europeo.

El 8 de agosto de 2008, las relaciones entre Italia y EE. UU. se tensan. En plena crisis por la Guerra de Osetia del Sur, Italia apoya la entrada de tropas rusas en Georgia. La postura entorpece los esfuerzos de la Unión Europea y EE. UU. para evitar que la declaración de guerra -lanzada por Georgia y posteriormente respondida por Rusia- prospere.


Este apoyo incondicional de Italia a Rusia empuja al gobernador norteamericano, Ronald P. Spogli, a presionar a Berlusconi para que reconsidere su postura.

La reunión no da frutos. Berlusconi no recibe al embajador. Éste amenaza a Gianni Letta, número dos del primer ministro, con retirar el apoyo de EE. UU al gobierno de Berlusconi -entonces recién formado-. Aún así, Letta no da una respuesta inmediata, pese a que Berlusconi se encuentra en la habitación de al lado.

La escena, que hoy conocemos con detalle gracias a uno de los cables recientemente filtrados por Wikileaks, refleja una situación que trae de cabeza a la diplomacia de EE. UU: la amistad entre Putin y Berlusconi, que determina las relaciones entre Rusia e Italia.

Relaciones preocupantes
Un funcionario de la embajada italiana en Moscú es la fuente de información de otro de los cables filtrados. «La propia embajada y Franco Frattini -ministro de exteriores italiano- a menudo conocen las conversaciones entre Berlusconi y Putin después de que se produzcan, y con muy pocos detalles», afirma.

Los diplomáticos confirman esta visión: Berlusconi es el único piloto en las relaciones con Rusia. Su amistad con Putin, muy estrecha, preocupa a los diplomáticos.

El gran causante de las prolíferas relaciones ruso-italianas, más allá de simpatías personales -que según los cables las hay, y muchas-, tiene un nombre: Gazprom. La mayor extractora de gas natural del mundo y la mayor compañía rusa.

En 2005, el gobierno de Putin se hace con su control. Desde entonces, su crecimiento ha sido imparable y su relación con la política interior muy directa.


A Gazprom le debe Rusia buena parte de su prosperidad económica. De la que Putin saca partido, ya que se ha construido la imagen política del hombre que sacó al país de la crisis de los 90.

En el exterior, el obstáculo para Gazprom ha sido una Europa que trata de evitar a toda costa la dependencia energética de Rusia. Una batalla que se está perdiendo, visto el crecimiento de la compañía, la debilidad competitiva de Ucrania -el gran rival europeo en el negocio del gas- y la jugosa alianza con la italiana ENI.

Este último punto es clave en la preocupación norteamericana. ENI, una multinacional petrolífera, es la compañía más grande de Italia. Y el gobierno italiano, su principal accionista. Su entrada al mercado del gas la han posibilitado sus alianzas con Gazprom, fruto de la buena relación de los gobiernos ruso e italiano. El creciente poder de la compañía rusa debe mucho a esta unión. Los gasoductos que ambos están construyendo en el Mar Negro y el Mar Báltico, afirman los cables filtrados, aumentarán aún más la dependencia energética de la UE hacia Rusia.

En otra conversación filtrada, las declaraciones de Paolo Scaroni, consejero delegado de ENI, en una reunión con la embajada de EE. UU. dejan clara la influencia de las relaciones políticas: «Es mejor tener el gas directamente de Rusia y evitar futuras disputas con Ucrania».

El conflicto de Georgia provocó tensiones puntuales entre EE. UU. e Italia, y Rusia terminó acatando el plan de la UE. Pero la alianza Gazprom-ENI se presenta como una fuente de preocupaciones con mucho futuro.


Los principales acuerdos entre ENI y Gazprom

05.05.2005
Berlusconi, acusado de lucrarse con el gas
Tras los primeros acuerdos de Rusia con Italia para el sumnistro nacional de gas , Gazprom elige a CEIG para la gestión: una compañía cuyo 33% pertenece a Bruno Mentasti, socio y amigo de Berlusconi. La prensa italiana acusa a Berlusconi de actuar con intereses personales.

30.06.2006
El gasoducto «Corriente Azul»
Alexéi Kúdrin, ministro ruso de Hacienda, anuncia que Gazprom y ENI firmarán un acuerdo para la construcción conjunta del gasoducto «Corriente Azul», que atravesará Turquía. Adelanta también proyectos en Israel, Grecia y el sur de Italia.

14.11.2006
Rusia accede al mercado italiano
ENI y Gazprom firman un acuerdo de «cooperación estratégica». Tras un año de negociaciones, la compañía rusa consigue el suministro directo de gas a Italia. También se hace oficial el acuerdo para la construcción de «Corriente Azul».

23.06.2007
El gasoducto «Corriente Sur»
Alexander Medvedev -por entonces presidente de vigilania del consejo de Gazprom- y Paolo Scarioni- presidente de ENI- acuerdan la construcción de otro gasoducto, el «Corriente Sur», que unirá Rusia con Bulgaria a través del Mar Negro.

15.05.2009
Ampliación del «Corriente Sur»
Gazprom y ENI acuerdan duplicar la capacidad de trasiego del gasoducto hasta los 61.000 millones de metros cúbicos anuales. Firman además convenios con bulgaria, Grecia y Serbia para extenderlo a nuevas zonas europeas. El coste estimado se dispara a los 10.000 millones de euros

viernes, 10 de diciembre de 2010

Rastreando acordes: 'Sweet Home Chicago'

Oh, baby don’t you want to go,
Oh, baby don’t you want to go,
Back to the land of california,
To my sweet home chicago.

Now one and one is two,
Two and two is four.
I’m heavy loaded, baby
I’m booked, i gotta go.
Cryin’, baby,

Honey, don’t you want to go.
Back to the land of california,
To my sweet home chicago.


Una letra de desarraigo escrita por un apátrida, un motivo "baby, i gotta leave you", y una guitarra agresiva y estridente. Sweet Home Chicago tiene todos los ingredientes de hit del rock. Y lo ha sido unas cuantas veces. Os invito, queridos lectores, a repasar unas cuantas versiones de una canción cuyos orígenes están dispersos en la bruma del América profunda de principios del siglo XX.

Robert Johnson



Robert Johnson suena a bar de carretera sucio y polvoriento. A fantasma de las calurosas plantaciones de azúcar de la América Profunda. Escuchar la vieja grabación original de Sweet Home Chicago, realizada en 1937 en un estudio de mala muerte de San Antonio (Dallas), es un billete de ida al pasado. El deje de amargura en la voz, unos punteos de guitarra que parecen lamentos... Todo alimenta la leyenda de Robert Johnson, el abuelo del rock moderno.

Una leyenda de la que se sabe poco con certeza: que nació en Mississippi, que se casó dos veces, que su primera esposa murió embarazada, y que Johnson falleció con veintisiete años y sin autopsia. Y su legado, dos fotografías (ésta y ésta) y dos breves sesiones de grabación de las que salieron veintinueve canciones. El resto, mitología: que vendió su alma al diablo a cambio de tocar como nadie la guitarra, que murió envenenado por un marido celoso de una mujer con la que Johnson coqueteaba, que podía tocar cualquier canción que escuchase en la radio aún sin prestarle mucha atención...

De todos modos, se pueden rastrear los orígenes de Sweet Home Chicago más allá de Robert Johnson. La canción es una variación de Old Original Kokomo Blues, grabada en 1934 por el bluesman James 'Kokomo' Arnold. Johnson tomó partes de la letra, pero cambió los acordes. Los orígenes, a su vez, de Old Original Kokomo Blues son difíciles de rastrear. Al parecer, era una canción popular que varios bluesmen solían tocar, hasta que Kokomo Arnold la convirtió en un gran éxito de la época. Una versión anterior que hoy conservamos es la de Scrapper Blackwell, que data de 1928.

Los Salvajes

Los Salvajes representan la versión más patria de la canción. Asimilando el nuevo sonido blues, los denominados "Rolling Stones" españoles" grabaron su propia versión adaptada a nuestro idioma, una práctica muy común en los 60.

Es muy posible que el grupo barcelonés se apuntase a versionar la canción tras escuchar las interpretaciones que bluesmen populares de la época, como Alexis Korner, Freddie King o Luther Allison realizaron en los 60 y que contribuyeron a repopularizarla.

The Blues Brothers


Los Blues Brothers firman la versión más festiva del tema. A la canción de Johnson le añadieron las secciones de viento y la ambientación del directo. Y de paso, parieron uno de los megahits de los 80. La banda, nacida en principio de un número musical de Saturday Night Live, arrasó gracias a su interpretación de clásicos del blues como este o Everybody Needs Somebody to Love, cuya primera versión grabó el recientemente fallecido Solomon Burke en 1964.

Eric Clapton



No podía faltar en la lista. Clapton es en gran medida el "culpable" de que Robert Johnson haya sido una gran influencia en el desarrollo del rock desde los 60. Fanático confeso del blues y en especial de las canciones de Johnson, Clapton inició en los sesenta el viraje del rock and roll hacia el sonido "duro" del blues, desde la banda de John Mayall, los Yardbirds y, sobre todo, su power trio Cream. Otros grandes como Jimi Hendrix o Led Zeppelin siguieron la misma estela de blues rock, y la consecuencia fue el nacimiento de géneros como el rock duro o el heavy metal.

En 2004, Clapton lanzaba dos álbumes al mercado: Me and Mr. Johnson y Sessions for Robert J., ambos una tributo y homenaje a Robert Johnson, su gran "mentor". Todo el contenido eran versiones de sus canciones, entre las que se encontraba, por supuesto, Sweet Home Chicago.

Además de la versión de estudio, una de las interpretaciones más reseñables de Clapton fue la que hizo en directo con Buddy Guy, uno de los bluesman más prolíficos y activos que siguen sobre el escenario.

Peter Green



Peter Green, guitarrista de Fleetwood Mac y fundador de la banda británica, es otro hijo del blues. Y al igual que Clapton, se formó en una de las mejores escuelas: la banda de John Mayall, los Bluesbreakers.

Hasta su conversión al mainstream y viraje al pop, a mediados de los 70, Fleetwood Mac fue una de las bandas que siguió la estela del blues rock. Y Peter Green, que abandonó el grupo en 1970, siempre ha permanecido fiel al blues con su actual formación, Peter Green Splinter Group.

Foghat



Foghat y su versión de Sweet Home Chicago son el ejemplo de cómo los géneros alimentan a otros, se complementan y dan lugar a cruces en apariencia imposibles. Porque la banda es una de las formaciones más exitosas del stoner rock, un sonido áspero y seco derivado del cruce de hard rock con rock alternativo y caracterizado por afinaciones graves de guitarra, bajos pesados y tempos lentos. Sus grandes representantes son los Queens of the Stone Age.

Sin embargo, dentro de las limitaciones del género, Foghat -populares gracias a su hit Slow Ride- son conocidos por indagar en las raíces del rock eléctrico y los géneros derivados del blues y la música americana. Tanto que su indagación llega hasta el abuelo Robert Johnson y su Sweet Home Chicago.