Tarek El Malt es el portavoz de Al Wasat, el primer partido que fue legalizado tras la revolución en Egipto. Una formación islamista moderada que se separó de los Hermanos Musulmanes hace quince años.
El Malt viajó a Madrid para asistir a los cursos de verano organizados por FAES, donde habló con entusiasmo de la revolución egipcia y criticó con dureza a Mubarak: «Ha tenido paralizado al país durante treinta años y ha gobernado sólo para él y sus amigos».
¿Estuvo en las protestas de la Plaza Tahrir?
Sí, por supuesto. Desde el 30 de enero hasta el colapso del régimen el 11 de febrero. Solía llegar cada día por la mañana y me iba a las diez de la noche. Además tenía que volver a casa caminando, porque no había taxis ni autobuses.
Al Wasat nunca tuvo buena relación con el régimen de Mubarak...
Nos negaron la inscripción oficial cuatro veces. En 1996, 1998, 2004 y 2009. Pero en 2009 ganamos una apelación y se celebró el primer juicio el 19 de diciembre de 2010. El juez fijó la fecha de la sentencia para el 19 de febrero de 2011. Pero la revolución se metió por medio. Mubarak cayó el 11 de febrero, y sólo ocho días después el tribunal decretó que nuestro partido existía oficialmente en la vida política. Desde entonces, hemos conseguido 67.000 afiliados y ya tenemos más de 60 oficinas por todo Egipto.
¿Siguen pesando en el partido sus orígenes en los Hermanos Musulmanes?
Sí, por supuesto. Desde el 30 de enero hasta el colapso del régimen el 11 de febrero. Solía llegar cada día por la mañana y me iba a las diez de la noche. Además tenía que volver a casa caminando, porque no había taxis ni autobuses.
Al Wasat nunca tuvo buena relación con el régimen de Mubarak...
Nos negaron la inscripción oficial cuatro veces. En 1996, 1998, 2004 y 2009. Pero en 2009 ganamos una apelación y se celebró el primer juicio el 19 de diciembre de 2010. El juez fijó la fecha de la sentencia para el 19 de febrero de 2011. Pero la revolución se metió por medio. Mubarak cayó el 11 de febrero, y sólo ocho días después el tribunal decretó que nuestro partido existía oficialmente en la vida política. Desde entonces, hemos conseguido 67.000 afiliados y ya tenemos más de 60 oficinas por todo Egipto.
¿Siguen pesando en el partido sus orígenes en los Hermanos Musulmanes?
Sólo cinco de nuestros líderes formaron parte de ellos. Pero nuestro comité central está formado por 24 personas. Yo mismo no he pertenecido nunca a los Hermanos Musulmanes ni a ninguna otra organización islámica.
¿Y qué diferencia a Al Wasat de ellos?
Los miembros que en 1996 se separaron de los Hermanos Musulmanes querían separar los objetivos políticos de los religiosos. Y seguimos creyendo en ese principio. Defendemos la idea de una sociedad civil, no militar ni teocrática, con un trasfondo islámico. Es decir, creemos que los valores del islam son compatibles con una sociedad moderna, porque empujan a la gente a trabajar, tener esperanza en el futuro, y pedir justicia y libertad para todos.
¿Hay cristianos en su partido?
Sí, tenemos dos coptos en el comité central. Y además tres mujeres. Llevamos quince años reivindicando la plena ciudadanía para todas las personas, y eso significa que defendemos el acceso a cualquier puesto oficial, incluida la presidencia, tanto para las mujeres como para los coptos. Nuestra visión de futuro y las soluciones que proponemos para los problemas egipcios no tienen nada que ver con la religión. No queremos representar al islam, ni basar nuestro discurso en el Corán.
Pero sí están a favor de lasharia (la ley islámica)...
La defendemos como principal fuente de la que deben emanar las leyes. Esto es, que no se pueda crear o ejecutar una ley que contradiga a la sharia. Pero no queremos que la sharia sustituya al Estado de Derecho.
¿Y es compatible con la economía liberal que también defienden?
Sí. Nosotros estamos a favor de un mercado abierto, pero con un aspecto social. Miramos por los pobres y el crecimiento de la clase media, y estamos a favor del reparto de la riqueza
¿Tienen más propuestas para el futuro de Egipto?
Queremos un Estado regulador, pero que no controle al mercado. Que garantice que no se favorezca más a ningún sector sector por encima de otro, por ejemplo que no prime la industria sobre la agricultura. Nos preocupa también la ecología y la contaminación. Queremos desarrollar regiones desfavorecidas, como el sur de Egipto, mediante incentivos públicos a la investigación y quizá la creación de zonas libres de impuestos. También queremos impulsar a la gente a que salga de trabajar fuera de ciudades saturadas como El Cairo o Alejandría. Tenemos un sueño: que en 2030 Egipto forme parte del G-20.
¿El islamismo moderado de Erdogán y el AKP en Turquía es una influencia para Al Wasat?
Más bien fue nuestro partido el que inspiró al AKP, porque la primera vez que tratamos de ser un partido oficial fue en 1996, y el AKP se formó en 2000. Pero sí tenemos la misma ideología que el AKP y que algunos partidos islamistas marroquíes. Defendemos el liberalismo, la apertura a las culturas internacionales y el Estado civil, pero con un trasfondo islámico. De todos modos, el éxito del AKP en Turquía sí que nos anima a tratar de conseguir lo mismo en Egipto.
¿Cómo valora el papel de la Junta Militar como gobierno de transición?
Tenemos suerte de contar con ellos, y tener una fuerzas armadas tan respetuosas. Pero nos preocupa que algunos sectores liberales hayan pedido al presidente en funciones, Husein Tantaui, que sea el presidente de Egipto durante los próximos dos años. Como he dicho, queremos un estado civil, no teocrático ni militar. Eso es lo por lo que se ha luchado en Tahrir.
Fotografía: David Mudarra (FAES)
¿Y qué diferencia a Al Wasat de ellos?
Los miembros que en 1996 se separaron de los Hermanos Musulmanes querían separar los objetivos políticos de los religiosos. Y seguimos creyendo en ese principio. Defendemos la idea de una sociedad civil, no militar ni teocrática, con un trasfondo islámico. Es decir, creemos que los valores del islam son compatibles con una sociedad moderna, porque empujan a la gente a trabajar, tener esperanza en el futuro, y pedir justicia y libertad para todos.
¿Hay cristianos en su partido?
Sí, tenemos dos coptos en el comité central. Y además tres mujeres. Llevamos quince años reivindicando la plena ciudadanía para todas las personas, y eso significa que defendemos el acceso a cualquier puesto oficial, incluida la presidencia, tanto para las mujeres como para los coptos. Nuestra visión de futuro y las soluciones que proponemos para los problemas egipcios no tienen nada que ver con la religión. No queremos representar al islam, ni basar nuestro discurso en el Corán.
Pero sí están a favor de lasharia (la ley islámica)...
La defendemos como principal fuente de la que deben emanar las leyes. Esto es, que no se pueda crear o ejecutar una ley que contradiga a la sharia. Pero no queremos que la sharia sustituya al Estado de Derecho.
¿Y es compatible con la economía liberal que también defienden?
Sí. Nosotros estamos a favor de un mercado abierto, pero con un aspecto social. Miramos por los pobres y el crecimiento de la clase media, y estamos a favor del reparto de la riqueza
¿Tienen más propuestas para el futuro de Egipto?
Queremos un Estado regulador, pero que no controle al mercado. Que garantice que no se favorezca más a ningún sector sector por encima de otro, por ejemplo que no prime la industria sobre la agricultura. Nos preocupa también la ecología y la contaminación. Queremos desarrollar regiones desfavorecidas, como el sur de Egipto, mediante incentivos públicos a la investigación y quizá la creación de zonas libres de impuestos. También queremos impulsar a la gente a que salga de trabajar fuera de ciudades saturadas como El Cairo o Alejandría. Tenemos un sueño: que en 2030 Egipto forme parte del G-20.
¿El islamismo moderado de Erdogán y el AKP en Turquía es una influencia para Al Wasat?
Más bien fue nuestro partido el que inspiró al AKP, porque la primera vez que tratamos de ser un partido oficial fue en 1996, y el AKP se formó en 2000. Pero sí tenemos la misma ideología que el AKP y que algunos partidos islamistas marroquíes. Defendemos el liberalismo, la apertura a las culturas internacionales y el Estado civil, pero con un trasfondo islámico. De todos modos, el éxito del AKP en Turquía sí que nos anima a tratar de conseguir lo mismo en Egipto.
¿Cómo valora el papel de la Junta Militar como gobierno de transición?
Tenemos suerte de contar con ellos, y tener una fuerzas armadas tan respetuosas. Pero nos preocupa que algunos sectores liberales hayan pedido al presidente en funciones, Husein Tantaui, que sea el presidente de Egipto durante los próximos dos años. Como he dicho, queremos un estado civil, no teocrático ni militar. Eso es lo por lo que se ha luchado en Tahrir.
Fotografía: David Mudarra (FAES)
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