lunes, 31 de enero de 2011

Egipto: La revolución se cocinaba en la red

El movimiento juvenil en blogs y redes sociales adelantaba el panorama de descontento que ha estallado en Egipto


Pintada contra Mubarak en una manifestación. Fotografía tomada por una joven bloguera de Suez. Amira Altahawi.


El 4 de junio de 2009, Obama elegía El Cairo para emitir un discurso que se calificó de «histórico». En esencia, era un intento de acercamiento al mundo musulmán. Tocaba, además, un punto que con las revueltas egipcias actuales se ha revelado clave: internet. «En todas las naciones, los cambios provocados por internet y la globalización producen miedo. Miedo de que por la modernidad perdamos el control de nuestras decisiones económicas, o políticas», dijo el presidente estadounidense, adelantando la situación actual de Mubarak.

En Egipto hay más de doce millones y medio de internautas, un 21,2% de la población. Aunque en cifras de penetración sobre el total de la ciudadanía Túnez y Marruecos superan a Egipto, hay un dato en el que este país sobrevuela sobre el resto: la movilización. Más del 30% de los blogueros árabes son egipcios.

La inquietud entre los jóvenes egipcios ya latía en los blogs. Derechos humanos, censura, medios de comunicación libres, libertad de expresión... Los egipcios más inquietos llevaban años discutiendo sobre estos temas con total libertad en internet. Destaca la labor del «Egyptian Blog for Human Rights», mantenido por un joven activista digital muy seguido en twitter, Ramy Raoof. El 25 de enero, el primer día de las manifestaciones masivas, Raoof incluso colaboró poniendo a disposición de los asistentes varias líneas telefónicas, en las que abogados atendían las posibles vulneraciones de derechos de los asistentes.

Otro de los blogueros-estrella es Wael Abbas, un joven periodista cairota premiado por la BBC, CNN o Human Rights Watch. Manteniendo la postura combativa que siempre le ha caracterizado, ha estado denunciando los abusos de la policía y el ejército desde el comienzo de las manifestaciones, a través de la red social fotográfica «Flickr». De hecho, sigue haciéndolo, pese al apagón de internet ordenado por Mubarak.

También hay mujeres entre los líderes egipcios de la red. Sarah El Sirgany, periodista del «Daily News Egypt», hace una crónica diaria sobre las revueltas en su blog, «Sirgo's Labyrinth». Al igual que los anteriores, muestra una actitud peleona y favorable a las «nuevas generaciones».

Pero, grandes activistas aparte, el movimiento bloguero en Egipto está muy extendido entre los jóvenes en general. Uno de los perfiles más comunes es el de estudiantes que se autodefinen como «rebeldes» y que discuten sobre Derechos Humanos y democracia. La conversación continua entre este tipo de internautas, a remolque de la iniciativa de los blogueros más populares, tiene un papel muy importante en el éxito masivo de las manifestaciones.

El gran apagón
El apagón de internet que Hosni Mubarak ordenó el pasado jueves es muy sintomático del miedo a la red que Obama adelantaba. Y de una situación que un mandatario de 80 años que lleva 30 en el poder es incapaz de comprender: el poder de los blogs y las redes sociales no es algo que se pueda cortar apretando un botón, pero Mubarak, un hombre del siglo XX, no lo sabe.

El apagón, considerado el más intenso de la historia de internet, consiguió cortar el 97% del tráfico virtual egipcio. Pero ni las manifestaciones han cesado, ni han conseguido silenciar a los activistas online, que se han buscado la manera de seguir contando lo que pasa en el país.

Aunque muchos egipcios privados de internet ya no pueden leerles, sus blogs y twitters ofrecen al resto del mundo otra visión de las revueltas. Más allá de las lecturas políticas einternacionales de los hechos, en las manifestaciones masivas subyace un mensaje de futuro: la voz de una juventud inquieta, con ganas de cambios y a la que las redes sociales han otorgado una capacidad de organización inédita.

Mubarak no puede de asumir tantas novedades. Pero quizá el mismo Obama, que hace año y medio elogiaba a internet como medio de conocimiento e intercambio libre de información, tampoco fuera entonces capaz de imaginar las implicaciones políticas que podría alcanzar la red egipcia. El mismo Obama que animaba al país a buscar «libertad y democracia», y que ahora titubea ante la posibilidad de que se vuelva real.

martes, 25 de enero de 2011

Hernán Casciari: "Orsai tiene poco de periodismo y mucho de capricho personal"

Hernán Casciari desvela las claves del inesperado éxito de su nueva revista

Orsai nació como un proyecto kamikaze. Una revista trimestral en papel, sin publicidad, sin distribución en quioscos y librerías y que salió a la venta cuando los lectores aún no sabían nada de su contenido.
Los ejemplares se vendieron por internet, en packs de diez y al precio de quince periódicos de sábado del país correspondiente —16 euros en España—.
Hernán Casciari, cofundador del proyecto, hizo cálculos previos sobre la rentabilidad de Orsai: si el primer número vendía 3.000 ejemplares e iba subiendo hasta llegar a 10.000 en el cuarto, la revista empezaría a ser rentable desde el quinto número.
El primer número, lanzado a finales de diciembre, vendió más de 10.000 ejemplares. Resultó ser levemente rentable.
Casciari visitó ayer el Máster de ABC, donde, dejando de lado su habitual tono socarrón, trató de explicar este éxito inesperado.

¿De dónde salió el dinero?
«Invertí en una obra de teatro que, por alguna extraña razón, se convirtió en un éxito en Argentina»

Casciari ganó mucho dinero gracias a una jugada arriesgada. En 2004 comenzó a escribir un blog literario, Diario de una mujer gorda, donde narraba por capítulos la historia de una familia argentina. En 2005 se editó en en forma de novela con el título Más respeto, que soy tu madre. En 2009, Antonio Gasalla quiso comprar los derechos para adaptarla al teatro. Gasalla dio a elegir a Casciari: 35.000 dólares o un 10% de los beneficios que generase la obra. Casciari escogió la segunda opción, y resultó que Más respeto, que soy tu madre se convirtió en la obra de más éxito de la década en Argentina.

¿Cuál fue la idea?
«Gastar el dinero sin importar si la inversión regresaba, sin afán de hacer negocio. Por diversión»

Con todo el dinero ganado, Casciari reclutó a su amigo Chiri Basilis para lanzar su «sueño de la infancia». Una revista sin publicidad, sobre temas que a ellos les gustaban. «Hacer una revista como nos viniera en gana», resume Casciari. Además de disponer de capital, que fue la principal razón, también estaba la oportunidad que daban las redes sociales y los blogs para promocionar a una nueva revista sin tener que recurrir a las formas clásicas.

¿Qué se publica?
«Orsai tiene poco de periodismo y mucho de capricho personal»

El criterio de publicación de Orsai está claro para Casciari: «Temas pequeños que a Chiri y a mí nos gustan, y que pedimos a los autores que escriban como si nos los estuviesen contando sólo a nosotros dos». Los autores, además, no son fijos. Ninguno repetirá en números posteriores, y los criterios para seleccionarlos son dos: amistad con los fundadores, o conocimiento profundo del tema que se les encargue.

¿Para qué público?
«Ningún medio ha tratado de explotar el mercado iberoamericano como un territorio lingüístico »

400.000 millones de hispanohablantes. Ese es el público potencial al que se dirige Orsai, que ha alcanzado sus máximos territorios de ventas en España, Argentina y México. La idea de Casciari es que el español es un idioma tiene unos lazos comunes que pueden permitir superar la tradicional barrera regional. Encontrar un lenguaje común más allá de pequeñas diferencias dialécticas.

¿Y el futuro?
«Es bueno seguir los impulsos, porque te llevan al surco del disco donde suena la música que a ti te gusta»

Orsai nació por un impulso de Casciari. Su plan era sacar cuatro números trimestrales durante un año, en los que el criterio de publicación fuera el de los gustos y preferencias de él y su amigo Chiri. Pasara lo que pasara tras la publicación del primer número. Que haya sido un éxito le ha hecho plantearse mantener Orsai en el tiempo. Pero de momento, el plan es el mismo. Saldrán los tres números que ya tiene preparados, y después «ya se verá». La Orsai de 2011 ya está perfectamente definida. De la de 2012, Casciari asegura que aún no ha pensado nada, sólo que dejará de ser el «capricho personal» que ha conseguido materializar un periodista argentino que siguió sus impulsos.