Cuatro políticos han debatido en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca sobre el uso de las redes sociales en la política
"Para las semanas que no puedo ir al psicoanalista, Twitter me viene muy bien", ha asegurado esta tarde el ex ministro socialista Jordi Sevilla -5.648 seguidores- en Huesca. Rompiendo con la tendencia habitual del político que contrata a un community manager para que gestione su cuenta, Sevilla se ha definido como un obseso del Twitter, una red a la que se unió al darse cuenta de que era "una nueva manera de vivir" de la que no quería quedarse fuera.
Cristina Cifuentes -4.339 seguidores, vicepresidenta del Parlamento de Madrid- ha ido más allá: "Enviar tweets desde una cuenta que llevase mi nombre sin ser yo la que escribe sería engañar", ha afirmado, lanzando una pequeña crítica a una práctica habitual entre muchos políticos.
El tema del encuentro en el que han participado -además de Sevilla y Cifuentes- el concejal madrileño Pedro Zerolo y la consejera de presidencia del gobierno aragonés Eva Almunia era precisamente este: la relación entre política y redes sociales. Y el debate inevitable: si el Twitter de un político es personal o partidista.
Zerolo, que se ha definido como una persona "muy gregaria", lo tiene claro: "Callarme las discrepancias con mi partido es el precio que pago por estar libremente en una agrupación en la que creo". De todos modos, Zerolo ha afirmado que para él no hay diferencia entre la gente que lo aborda a pie de calle y sus seguidores en Twitter y Facebook.
Más evasiva sobre las discrepancias ha sido Cifuentes, que, mientras twitteaba a la vez que participaba en el debate, ha afirmado que "normalmente" suele decir lo que piensa. Cuando una de las asistentes, vía Twitter, le ha preguntado qué pasa el resto de veces, Cifuentes ha matizado su postura: "El resto, simplemente me callo. Lo que no hago jamás es defender posiciones en las que no creo".
Sevilla, por su parte, es el que más ha defendido el carácter personal de su Twitter: "No creo que la voz de la ciudadanía se exprese a través de mis cinco mil seguidores". Para él, es un pequeño "compartimento estanco" en el que discutir libremente.
Los partipantes han experimentado en directo algo a lo que, aseguran, se enfrentan continuamente en internet: ser cuestionados. Algunos asistentes han propuesto llenar el hashtag oficial, #congresodigital, con el de protesta contra los partidos que han apoyado a la Ley Sinde: #nolesvotes. Jordi Sevilla, de hecho, se ha llevado un aplauso espontáneo cuando, poco después, ha afirmado que "proteger la propiedad intelectual es una cosa y la Ley Sinde otra distinta".
Corresponsales y 2.0
Minutos antes, los corresponsales Mónica G. Prieto -premiada esta mañana por su labor periodística- y Ramón Lobo han mantenido una breve charla sobre periodismo digital. Lobo ha recordado que internet y las redes sociales no pueden alejar al periodista de los sitios donde pasan cosas: "Si se cae un edificio, tienes que ir a verlo y hablar con los afectados. Ver las ventanas desde Google Earth no te da una nota de color para una buena crónica". Prieto se ha reafirmado en esto: "Necesitamos tener los ojos sobre el terreno".
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