Más de doscientos miembros de la organización internauta Anonymous protestaron contra la ley antidescargas en la alfombra roja de los Goya
Manifestantes en la Plaza de Oriente. AFP
Unos minutos antes de las diez de la noche -hora de inicio de la ceremonia de los Premios Goya-, las cámaras de televisión y los fotógrafos recogían sus equipos. Eran los últimos en desfilar sobre la alfombra roja -anoche mojada por la lluvia-. Pasaron al lado de manifestantes con las caras cubiertas por máscaras de Guy Fawkes que les increpaban: "¡televisión, manipulación!". Los operarios no los miraban, mientras las máscaras seguían coreando: "¡Mañana diréis, que somos cinco o seis!".
En realidad, eran más de doscientos. La mayoría simpatizantes del colectivo Anonymous, que organizó una protesta contra la Ley Sinde apodada "Operación Goya". La jugada comenzó ayer a las cuatro de la tarde, cuando consiguieron tumbar las web de la Academia de Cine y la de los Premios Goya mediante un ataque informático. Por la red social Twitter circulaba la frase "Hoy, los que damos la cara, nos la tapamos. Pásalo", que adelantaba la protesta posterior que preparaban.
Esa protesta tenía lugar pocas horas después. Los manifestantes lograron copar las primeras filas reservadas para el público a la entrada del Teatro Real madrileño, donde hicieron oír sus reivindicaciones: libertad en la red, no a la censura de las webs y la dimisión de la ministra de cultura Ángeles González Sinde. Precisamente, fue Sinde la que recibió los mayores abucheos, mientras que Álex de la Iglesia se llevó aplausos y gritos de apoyo: "¡Álex, Álex, Álex!".
"Con lo que nos jugamos aquí, en esta plaza tendría que haber cuarenta millones de personas manifestándose", afirmó un simpatizante de Anonymous oculto bajo una máscara de Guy Fawkes con un silbato pegado a la nariz. Habló de la organización con entusiasmo, casi gritando y envuelto en sudor: "Es la primera vez que vengo a una protesta que organicen, pero hace falta movimientos así ante los extremos a los que está llegando el Gobierno".
Aunque hubo un pequeño despliegue policial, la manifestación no fue agresiva, y a lo máximo que llegó fue a varias personas del público que tiraron huevos a la ministra. Muchos enmascarados los desaprobaron: "Esos no nos representan a nosotros", aclararon varios. Uno de los guardias de seguridad afirmó que no fue una manifestación problemática. Es más, añadió que "si no estuviera trabajando, estaría ahí con ellos". No hubo intentos de asaltar la alfombra roja, como prometían los comunicados de Anonymous.
Para muchos de los asistentes, estar ahí era una novedad. Nunca habían asistido a movimientos organizados por Anonymous, que es una organización con pocos meses de vida. Todos, sin embargo, se acostumbraron pronto a una de sus pocas normas: no hay líderes y nadie habla en nombre de todos. Por eso las máscaras. Algunos, sin embargo, llegaron por su cuenta. Como un chico joven que, a cara descubierta, ondeaba una bandera pirata, ironizando sobre la "crimininalización" a la que él consideraba que eran sometidos los internautas.
Desde fuera del cordón de protección de la alfombra roja, la ceremonia de los Goya no parecía la misma. Las televisiones apenas mostraron imágenes de los grupos de máscaras blancas. "¡Los periodistas estáis vendidos!", protestaban muchos, quejándose por la escasa atención que les prestaron.
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