viernes, 15 de junio de 2012

Eurocopa 2012: David Silva, cuando cinco décimas definen a un genio


[Análisis post-partido del España-Irlanda. Publicado en ABC en junio de 2012]

El canario le puso los dos pases de gol a Fernando Torres, marcó el tanto más bonito del torneo y ya es el máximo asistente

Cuando un futbolista atrapa un balón dentro del área y tiene margen para disparar, la lógica más elemenal dicta que saque la pierna cuanto antes y dispare. Si eso no sucede, las miles de gargantas que siguen el partido ahogan el mismo grito: "¡Pero tira, *** (insertar aquí el insulto)!". En cinco décimas de indefinición, la pobre madre de David Silva recibió seguramente una cascada de menciones negativas. Esas décimas durante las cuales Silva atrapó al borde del área chica un rechace del guardameta (Iniesta le había soltado antes un trallazo), y en vez de pegarle según le vino se paró y pisó el balón delante de tres zagueros irlandeses.

Una décima para clavar el pie. Otra para realizar la primera finta. Una más para dejar caer el segundo engaño. La hinchada ya se sube las manos a la cabeza. La madre de Silva es la víctima inmediata. Pero nadie se ha dado cuenta de que los tres defensas, a diferencia de Silva, sí son jugadores con reacciones elementales. Ante las fintas del canario se han echado al suelo, intentando repeler como sea un disparo que no se ha producido.

Nadie se ha dado cuenta menos Silva, que se ha pintado él solo la escena. Con los tres zagueros descolocados y a contrapié, ejecuta la última nota de la sinfonía. Han pasado cuatro décimas. Un zurdazo raso, milimetrado, sin margen de error. En otra décima, se cuela bajo las piernas de dos defensas y entra por la escuadra inferior, lejos de la estirada del meta Shay Given. Y en medio segundo más, las gargantas que atacaban a la madre de Silva pasan a celebrar el momento en el que le dio a luz. El fútbol no entiende de términos medios.

El gol más bonito de esta Eurocopa lleva ahora la firma de David Silva. Una maravilla al alcance de las botas de unos pocos privilegiados. Hace falta esa visión que tienen los grandes "dieces", esa capacidad para contemplar el campo como una combinación de ángulos infinitos. Y esa frialdad para reprimir las ganas de soltar el cañonazo, esa frialdad para, teniendo un gol casi seguro en las botas, pararse un segundo a pensar. Para luego explicarlo en dos frases: "Tenía al contrario adelante, he amagado y me ha salido bien. He tenido la suerte de hacerlo", dijo el canario tras el partido.

El héroe que se forjó en Old Trafford
Nada de suerte. Lo de Silva ha sido una temporada de escándalo que vive en Polonia y Ucrania su continuidad. Dio el primer zarpazo allá por octubre del año pasado, cuando en Manchester ocurrió el más impactante cambio de guardia de su historia desde que los hermanos Gallagher pusiesen de moda el "britpop": el City le endosó un 1-6 al United en Old Trafford. De aquella goleada, el héroe que salió en un pedestal no fue otro que Silva, líder de su equipo y autor de un gol. Las odas que le dedicaron tanto medios sensacionalistas como prensa seria fueron de órdago. Uno de los mejores elogios: "El City jugó como España".

No en vano, Silva ha logrado que vaya cuajando en los "skyblues" la filosofía de mimo al balón. Contar entre sus compañeros con estetas como Yayá Touré, Samir Nasri y el "Kun" Agüero ha tenido mucho que ver. Sus asistencias, sus regates con llegada al área, su liderazgo, la raza que aporta al equipo y lo bien que se entiende con Agüero constituyeron uno de los ingredientes principales con los que el City se cocinó su primera Premier League en más de cuarenta años.

Ha sido el Andrés Iniesta del City. Cuando arrancó la temporada, se había mostrado algo molesto con Del Bosque. Entonces no tenía sitio en el once titular de España. La mayor parte de la Eurocopa 2008 y el Mundial de Sudáfrica las vivió desde el banquillo. Ahora es una vaca sagrada. Verle combinarse con Iniesta, su alter ego manchego, es el argumento más fuerte para creer en el "no hay dos sin tres". Que ambos coincidan en un equipo es una de las mejores cosas que pueden pasarle al fútbol.

Silva está de dulce. No solo se anota una diana en la cuenta de esta Euro, sino que ya lidera, junto a Andrei Arshavin, el ránking de asistentes: lleva tres pases de gol. A él hay que apuntarle la mitad del mérito del tanto de Fabregas contra Italia, merced a un pase de maestro. Y, ojo al dato, fue Silva quien asistió a Fernando Torres en sus dos goles a Irlanda.

El héroe que forjó su leyenda en Old Trafford reivindicó su valía precisamente ante un equipo plagado de jugadores de la Premier League que tan bien conoce. Brilló como lo que es: uno de los mejores maestros del mediocampo del mundo. Mientras tanto, en algún lugar del mundo, el empleado del Real Madrid que decidió no aceptarle en la cantera blanca por ser demasiado bajito se daba cabezazos contra la pared.

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